Esta propiedad mediterránea es como un cuadro vivo que encanta los sentidos y toca el alma. Desde el momento en que cruza la puerta, le envuelve una atmósfera que irradia tranquilidad, belleza y una profunda conexión con la naturaleza. El aroma de la lavanda y los naranjos perdura en el aire, mezclándose con el suave aroma del romero mientras caminas entre los senderos empedrados hacia la casa. La fachada exterior de piedra de cantera confiere a la propiedad un aspecto imponente y, gracias a las juntas enlucidas en suaves tonos tierra, se funde a la perfección con el entorno natural. Numerosas ventanas y puertas mallorquinas dejan entrar mucha luz y aire fresco y abren una maravillosa vista al hermoso jardín y a la piscina de 15 m de largo. El interior de la casa mediterránea es luminoso y aireado. Los techos altos y los generosos espacios crean una sensación de amplitud y libertad. Las paredes son en parte de tonos neutros y en parte de piedra de cantera para reflejar el ambiente exterior del interior. Una belleza natural. Las protagonistas de la propiedad son las palmeras de la zona de la piscina, que se alzan majestuosas como guardianas de la finca y crean estructuradas zonas de sombra. Hay espacio para hasta 4 coches en el garaje, y otra sala de juegos bajo la terraza de la piscina puede convertirse en sala de cine, spa o gimnasio. Los huéspedes encontrarán espacio en la casa de invitados con dormitorios dobles tipo loft y su propia cocina independiente. Esta propiedad mediterránea es un lugar de relajación y paz. Le ofrece un retiro donde escapar del estrés de la vida cotidiana y sentirse uno con la naturaleza. La belleza de las plantas mediterráneas, los colores intensos y los aromas crean una conexión emocional que te toca profundamente y te llena de una sensación de serenidad y felicidad.